La máquina del tabaco.

Pues bueno, en fin... que lo de la ley del tabaco es criminal de beneficiosa... No cabe duda, y el que lo dude, pues, no sé, tal vez, esté equivocada y tenga un comportamiento errático.

No entraré en controversias.

El tema es que para el negocio no es bueno... porque ahora, los parroquianos me salen para fuera, y esto es como el refrán.

REFRAN: OVEJA QUE BALA BOCADO QUE PIERDE.

Pues eso, eso pienso. Pero si es bueno para la salud, si es bueno... bueeeenooo, pues nada.

De todas formas, hay algo que me choca, no dejan que mi parroquianos fumen, pero en cambio, sí puedo venderlo. O sea, que ahora entiendo algunas quejas de algunos tipos y tipas del ramo "hosteléricos"... ¡Eso sí, me han advertido que nada de venderle a menores!

YO: Pues vale, nada que objetar. Nada de verderle tabaco a menores. Me parece bien. Lo acepto, es aceptable. ¿Verdad?

En la máquina me han puesto una pegatina RIDÍCULA, que reza:

 "prohibido vender tabaco a menores de 18 años" 

Es tan pequeña que no creo que la pueda leer mucha gente. Bueno, vale, las letras están en rojo. Y el rojo todo el mundo sabe lo que significa...

CORO DE NIÑOS: VERDE PASA, AMARILLO FÍJATE, ROJO ¡DETENTE!

Ok, ya sabemos lo que significa, rojo detente... pero y si pone:

"¡Rojo, Detente!"

En CONCLUSIÓN, que he puesto otro cartel.

Como yo lo veo, creo que es claro y contundente.

Bueno, Primo, te dejo, que viene una cliente, uff, buena chiquilla, ojo, pero cansina, que me he dejado la barba y no para de darle la paliza... que te la afeites, que estás mu feo, que estás mu peludo...

Que ya, cohones, que ya lo sé, que lo he hecho a manera reflexiva. Para que la cara, REFLEXIONE, que llevo más de noventa días arándola y de cuando en vez, apetece dejarla a barbecho...

YO: Oye, Primo, fantástica, ¿eh? De lo mejor, la mejor chiquilla del mundo...

PRIMO: Oyo.

YO: Pues eso, estupenda, maravillosa, maravillosísima.

PRIMO: Claro, lo que tu digas.

YO: Gracias.

Pues eso, que podéis venir todos, con los chiquillos incluso, o inclusive que dirían los matemáticos, pero nada de encaramárseme a la máquina del tabaco.

Schaufeman.